Lo nuestro es algo especial. No andamos besándonos en un trasvase de bacterias de consecuencias impredecibles. Tampoco dormimos juntos. Lo intentamos una vez y amanecimos molidos; él se rasca mucho y yo ronco. Celarnos sí que nos celamos. No puede verme acariciar a otro. Se pone
AVISO:
viernes, 27 de agosto de 2010
GUARAPO
jueves, 26 de agosto de 2010
La historia de Samara
Samara y Henry se encontraron cara a cara en medio de los petardos y la arrebatiña del asalto de los corsarios. Se miraron a los ojos y todo el aire se llenó de electricidad. Se olvidaron del mundo y vivieron un romance tan tórrido
A los nueves meses nació Sara, una niña preciosa, de pelo crespo y ojos verdes, que se convirtió en una joven tan bella que los hombres se la disputaban a sable, pistola y puño limpio. Tenía tantos pretendientes que, para evitar el asedio, se vestía de hombre para ir al mercado. Pero Sara lo calculó todo muy bien y le sacó provecho a su belleza. Por sus venas corría cierta cantidad de la espesa y pragmática sangre anglosajona y optó por casarse con el mejor partido: Don Gervasio Campoamor, feo y viejo
La bella Sara lo enterró con todos los ritos gitanos que le había enseñado su madre Samara. Al día siguiente se hizo cargo de las posesiones del difunto, dispuesta a demostrar la aptitud de sus genes británicos para los negocios. Mandó traer negros esclavos de La Española para aumentar la productividad en el corte de caña. En el segundo lote de bozales arribó Juan Lemba, un negro espectacular - descendiente de un rey yoruba, hijo de Changó y bello
miércoles, 25 de agosto de 2010
El nacimiento de Venus I
Yo, Venus Calipigia Ojeda - que es mi nombre
Mi abuela Ericina, una mujer tan franca
Samara era una shuvani o gran maga gitana que arribó a Puerto Príncipe como parte de un circo ambulante. Eso fue en el año 1668, una semana antes de que el corsario galés Henry Morgan desembarcara en esa ciudad para saquearla a sangre y fuego, sin sospechar que allí lo aguardaba la única mujer en el mundo capaz de robarse el corazón de un pirata… (continuará)
martes, 24 de agosto de 2010
La otra Venus
Venus - la mitológica – sugiere un pene gigantesco que surca los océanos levantando espuma
Venus - la pintura – evoca una mujer voluptuosamente desnuda que se cubre el pubis con una guedeja de su larga cabellera, mientras desembarca en una playa paradisíaca, montada en una gran concha de almeja. En este caso, Botticelli es el culpable de esa imagen pilosa y marinera.
Por su parte, Venus - la estatua - inevitablemente recuerda la enconada rivalidad entre la Venus de Médici, pálida, cauta y articulada; y la Venus de Milo, manca, extrovertida y monumental, cuyo gran formato hace que algunos entendidos la tomen por un corpulento gendarme transexual.
Como si con esa prolijidad no bastara, hay un planeta llamado Venus que tiene la brillante y terca virtud de la omnipresencia celestial. Una auténtica peca fosforescente, siempre pendiente del universo igual que la implacable mirada de mi madre.
lunes, 23 de agosto de 2010
La comadrona
A Cunda se le presentó el parto una noche de tormenta. El aguacero era cerrado, los rayos partían en dos el cielo y las ráfagas desordenaban el universo. Iznaldo, su marido, salió bajo a la lluvia a todo galope a buscar a Encarnación, la única
Encarnación llegó empapada hasta los huesos. De inmediato empezó a trabajar. Calentó agua, colocó a Cunda en posición de parir y le hizo la señal de la cruz en la frente con ceniza de tabaco. A pesar de las sobas en las pantorrillas, de los paños tibios en la panza y de las oraciones a la Milagrosa, la criatura no salía. A media noche ya Encarnación sabía que aquel era el parto más
Encarnación decidió pedirle ayuda a Olofi y a Babalú Ayé. Solo un milagro podía salvar la situación. Encarnación le dijo a Iznaldo que le alcanzara un cuadro de San Lázaro. Iznaldo se desplazó nervioso en la oscuridad y agarró el cuadro de la pared justo cuando un fusilazo estalló
No se sabe si fueron los poderes divinos o el frío contacto con el vidrio del cuadro pero la criatura salió disparada del vientre de la madre casi de inmediato. Encarnación la agarró por los pies, le dio una sonora nalgada y el vejiguito dio su primer berrido. Luego le cortó la tira del ombligo y lo envolvió en un paño blanco.
Ya estaba amaneciendo. De pronto, Encarnación recordó que había deslizado el cuadro de San Lázaro debajo de la cama. Se agachó para cogerlo mientras decía.
-Este niño es un milagro, hay que ponerle Lázaro en agradecimiento a…
Entonces fue la sorpresa. Cuando tomó el cuadro en sus manos
-Mejor le ponemos José Lázaro. José por Martí y Lázaro, por si acaso…