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jueves, 7 de octubre de 2010

LA CONJUNCIÓN DE LOS PLANETAS... ¿Y EL TORO?


De que somos parte de un todo mega galáctico que interactúa entre sí desde el principio de los tiempos no cabe ninguna duda. De que cuando la luna está llena sube más la marea y los locos nos pasamos de la raya, tampoco. Pero de eso a que la conjunción de ciertos planetas determine la necesidad de “renovar el ropero”, va un largo trecho.

La causa de esta desviación no la tienen las estrellas, ni la astrología, ni los astrólogos; más bien la tienen los charlatanes, esos buscavidas inescrupulosos que existen desde que el mundo es mundo. Esos seres que en anteriores épocas iban de pueblo en pueblo vendiendo pociones mágicas multipropósito que servían para atraer al ser amado, combatir el estreñimiento o carbonizar una verruga. Hoy, esos mismos seres reencarnados van por el ciberespacio vendiendo la olla que sabe cocinar sola, la pomada de la Magdalena que pone a todas las mujeres buenas o el horóscopo de fin de semana. Pero… ¿existirían ellos sin nosotros?

No. La verdadera causa somos nosotros, los bípedos implumes que habitamos este mundo con una elevada dosis de ingenuidad y una desmedida necesidad de creer que algo o alguien resolverá nuestros problemas o hará realidad lo que tanto anhelamos, ya sea la fama o el resurgimiento del pelo que se nos cayó para siempre. Otro factor es el ego. No puedo olvidar a Gilbardo Elías Obregón, un solterón más feo que un tren por debajo, del signo Escorpión. El hombrecito se gastaba el sueldo coleccionando cartas astrales. Era el único sitio donde aquel virginal solterón, por designios del universo, vivía la ilusión de ser una fogosa bestia sexual.

Aunque debo ser honesta. Entre las muchas cosas que he tenido que hacer para ganarme la vida, por un tiempo me tocó editar un horóscopo de fin de semana para una revista digital. Después de cumplir con mi obligación para con la pureza y dignidad del idioma castellano, no pude resistir la tentación. Regalé promesas de fortuna, dinero y amor a manos llenas agregando algunas palabras claves o borrando otras sin que nadie se diera cuenta. A fin de cuentas, a algún sitio a de viajar de vez en cuando la gente para escaparse de tanta realidad. Las estrellas inclinan, y con un empujoncito bien intencionado, te pueden hacer levitar a la altura de tus sueños. Eso sí, toma los horóscopos como un alto en el camino, un ejercicio conciente de autocomplacencia y evasión, pero si un día ves a un toro corriendo a gran velocidad hacia ti, bájate de esa nube y súbete de inmediato al árbol más cercano. Mercurio puede estar retrógrado o atorado en algún rincón de la bóveda celeste pero, aquí en la tierra, sólo tú puedes salvarte .

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