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miércoles, 12 de enero de 2011

EL SECRETO DEL ANILLO (Versión libre)


Un padre al borde de la muerte decidió dejarle toda su fortuna a su único hijo. Lo mandó a llamar, se quitó el anillo que tenía en la mano derecha y, entregándoselo, le dijo:

- Ve a los pueblos del sur y vende este anillo por mil dinares, ni uno más ni uno menos. Luego tráeme el dinero de vuelta. En ese momento te daré todos mis bienes.

Hacia los pueblos del sur partió el joven con muchas esperanzas y dispuesto a cumplir con la voluntad de su padre. Estuvo un mes completo recorriendo todos los rincones. Cada vez que mostraba el anillo y pedía mil dinares por el mismo, la gente se echaba a reír en su cara y lo tomaban por loco.

- ¿Mil dinares? ¿Por este pedazo de lata? ¡Estás totalmente loco! Esto no vale ni diez dinares.

Pasado el mes y viendo que no lograba venderlo, el joven regresó con el anillo y, muy apenado, fue a ver a su padre para comunicarle la mala noticia. El padre escuchó el relato y entonces le dijo:

- Ahora viajarás a los pueblos del norte y venderás el anillo por mil dinares, ni uno más ni uno menos. Luego regresa que aquí te estaré esperando para dejarte toda mi fortuna.
Esta vez, con menos ánimos pero decidido a complacer a su padre, partió el joven con el anillo hacia los pueblos del norte. Apenas llegó al primer pueblo se encontró con un anciano junto a una fuente. Le mostró el anillo y le dijo que lo estaba vendiendo por mil dinares. El anciano tomó el anillo, lo observó detenidamente y le dijo:

- ¿Mil dinares? ¡Estás loco! Este anillo perteneció a una secta muy exclusiva de valientes caballeros y está hecho de un metal valiosísimo que solo se encuentra en la cima de los montes más altos del mundo. Quien no pague por lo menos un millón de dinares por él, morirá de la mala muerte…

- Es que yo tengo que venderlo por mil dinares, ni uno más ni uno menos.

- Pues yo no te lo compro por menos de un millón. No quiero que caiga sobre mí la maldición de los caballeros del Templo de Salomón....

El anciano le devolvió el anillo y el joven, perplejo, se marchó hacia el siguiente pueblo. Todo un mes estuvo tratando de consumar la venta pero nadie por esos lugares se atrevía a comprar el anillo por menos de un millón de dinares. Convencido que nunca podría venderlo por la cantidad indicada, el joven decidió regresar pues temía no volver a ver a su padre con vida. Cabizbajo y derrotado, le entregó el anillo a su padre y le contó la historia. Su padre, con gran esfuerzo, tomó el anillo y se lo colocó en el dedo índice de la mano derecha a su hijo y le dijo:

- Espero que hayas aprendido la lección, hijo querido, pues esa es toda mi herencia: en la vida, el valor no depende de ningún objeto en sí, sino de quién lo valore… igual sucede con las personas. Lo que hagas, hazlo siempre poniendo en ello todo tu corazón y dedicándole tu mejor empeño. No te desanimes si alguien te menosprecia. Nunca faltará el que sepa distinguir lo que realmente tú vales…
Dicho esto, el anciano exhaló el último suspiro y abandonó este mundo con una sonrisa en sus labios. Se fue feliz. Le había dejado a su hijo un secreto que valía una fortuna.

3 comentarios:

  1. Un fábula preciosa y real. Espero que estés preparada para recibir los millones que vale tu anillo.

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  2. Una fábula preciosa. Espero que estés preparada para recibir los millones que vale tu anillo.

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  3. Una fábula preciosa. Espero que estés lista para recibir los millones que vale tu anillo.

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