Se acaba. Se va como acostumbran a hacerlo los años viejos y mañosos: llevándoselo todo - lo bueno y lo malo – y dejando una estela de risas y lágrimas que divide el tiempo. Atrás va quedando la extraña nostalgia de lo que pudo haber sido y al frente se alza el desafío de lo que podrá ser, formando un círculo lleno de misterios y profecías...
En este ciclo, algunos nos dejaron su tibia ausencia. Otros, abrieron sus ojos por primera vez para empezar a sorprenderse y a sorprendernos. Los demás seguimos aquí, escurriendo tristezas y amasando milagros; luchando contra el corazón cuando se empeña en latir muerto – o simplemente en dejar de latir para quedarse flotando estancado en el medio del pecho - y buscando en todas partes la escarcha con la que se fabrican los sueños y las ganas de vivir.
Para mí el balance no puede ser mejor. Mi nieta cumplió dos años sabichosos y alegres para el disfrute de todos. Mi hijo terminó su carrera y sigue trabajando y cosechando éxitos profesionales gracias a su dedicación e inteligencia. Eso me llena de orgullo. Mi madre sigue riendo y bebiendo whiskey a sus 85 años, una verdadera bendición a la que aspiro con sana envidia. Mi esposo favorito continúa siendo mi mayor fuente de carcajadas y sobresaltos, con ese su modo peculiar e infalible de impedir la monotonía… por eso es el amor de mi vida. Mi hermano sobrevivió el infarto y es el mismo Peñón de Gibraltar de siempre y mi cuñada va a ser abuela por séptima vez con la mágica emoción de la primera. Mis sobrinos y sus familias van viento en popa navegando sus propias vidas y yo logré deshacerme de la dichosa vesícula con todas sus piedras incluidas (o casi todas).
Tuve la suerte de tener trabajo y de compartirlo con las mejores personas del mundo para tales menesteres: solidarias, reservadas, cómicas y tomadoras de café. Me estrené en el Facebook y tuve la inmensa alegría de contactar con viejos y entrañables amigos y cosechar nuevas e interesantes amistades. Comencé a escribir para Yahoo en Español - actividad placentera y fecunda - gracias a una amiga incalculable y me inicié como bloguera, un verdadero lujo que me permito en virtud de mi calidad de abuela digital. Quizás lo mejor de todo haya sido formar parte de NABUART, una revista que reúne a un buen número de escritores y actores, creada este año por el empuje de una pitonisa con nombre de flor, apellido de conquistador y corazón de gigante. Les aseguro que promete grandes sorpresas.
La jornada nos deja triunfos anhelados, premios muy merecidos y famas muy discutibles. Nos deja muchas injusticias que reparar y mucha verdad por descubrir. Nos deja causas nobles y otras deleznables. A nosotros nos toca elegir. Por lo demás, mi jicotea Geraldina ha crecido tanto que la tuve que cambiar tres veces de estanque; mi perra Puchita ha mejorado en sus empeños como cantante, mi perro Guarapo envejece saludable y gruñón y mi cantero de mariposas me regaló las mejores y más olorosas flores de todos los tiempos. ¡Ah…! y los sinsontes siguen anidando en la mata de mango del patio y respondiendo a mis silbidos con paciencia y devoción.
Se va el 2010. Aunque no del todo. Algo de él quedará en todos nosotros porque el tiempo permanece, se acurruca en nuestra memoria y hasta debajo de nuestra piel (a veces en forma de celulitis) y nos asalta en el momento menos pensado para arrancarnos una sonrisa o robarnos una lágrima. Ojalá que el 2010 no haya sido un año más ni uno menos sino el año que marque el inicio de una etapa mejor para todos. Ojalá que sea el año en que aprendimos la felicidad y adquirimos el valor necesario para empezar a vivirla…
En este ciclo, algunos nos dejaron su tibia ausencia. Otros, abrieron sus ojos por primera vez para empezar a sorprenderse y a sorprendernos. Los demás seguimos aquí, escurriendo tristezas y amasando milagros; luchando contra el corazón cuando se empeña en latir muerto – o simplemente en dejar de latir para quedarse flotando estancado en el medio del pecho - y buscando en todas partes la escarcha con la que se fabrican los sueños y las ganas de vivir.
Para mí el balance no puede ser mejor. Mi nieta cumplió dos años sabichosos y alegres para el disfrute de todos. Mi hijo terminó su carrera y sigue trabajando y cosechando éxitos profesionales gracias a su dedicación e inteligencia. Eso me llena de orgullo. Mi madre sigue riendo y bebiendo whiskey a sus 85 años, una verdadera bendición a la que aspiro con sana envidia. Mi esposo favorito continúa siendo mi mayor fuente de carcajadas y sobresaltos, con ese su modo peculiar e infalible de impedir la monotonía… por eso es el amor de mi vida. Mi hermano sobrevivió el infarto y es el mismo Peñón de Gibraltar de siempre y mi cuñada va a ser abuela por séptima vez con la mágica emoción de la primera. Mis sobrinos y sus familias van viento en popa navegando sus propias vidas y yo logré deshacerme de la dichosa vesícula con todas sus piedras incluidas (o casi todas).
Tuve la suerte de tener trabajo y de compartirlo con las mejores personas del mundo para tales menesteres: solidarias, reservadas, cómicas y tomadoras de café. Me estrené en el Facebook y tuve la inmensa alegría de contactar con viejos y entrañables amigos y cosechar nuevas e interesantes amistades. Comencé a escribir para Yahoo en Español - actividad placentera y fecunda - gracias a una amiga incalculable y me inicié como bloguera, un verdadero lujo que me permito en virtud de mi calidad de abuela digital. Quizás lo mejor de todo haya sido formar parte de NABUART, una revista que reúne a un buen número de escritores y actores, creada este año por el empuje de una pitonisa con nombre de flor, apellido de conquistador y corazón de gigante. Les aseguro que promete grandes sorpresas.
La jornada nos deja triunfos anhelados, premios muy merecidos y famas muy discutibles. Nos deja muchas injusticias que reparar y mucha verdad por descubrir. Nos deja causas nobles y otras deleznables. A nosotros nos toca elegir. Por lo demás, mi jicotea Geraldina ha crecido tanto que la tuve que cambiar tres veces de estanque; mi perra Puchita ha mejorado en sus empeños como cantante, mi perro Guarapo envejece saludable y gruñón y mi cantero de mariposas me regaló las mejores y más olorosas flores de todos los tiempos. ¡Ah…! y los sinsontes siguen anidando en la mata de mango del patio y respondiendo a mis silbidos con paciencia y devoción.
Se va el 2010. Aunque no del todo. Algo de él quedará en todos nosotros porque el tiempo permanece, se acurruca en nuestra memoria y hasta debajo de nuestra piel (a veces en forma de celulitis) y nos asalta en el momento menos pensado para arrancarnos una sonrisa o robarnos una lágrima. Ojalá que el 2010 no haya sido un año más ni uno menos sino el año que marque el inicio de una etapa mejor para todos. Ojalá que sea el año en que aprendimos la felicidad y adquirimos el valor necesario para empezar a vivirla…
Verdadero y lleno de magia como todas sus Giseladas. Tus lectores te lo agradecemos de corazon. Una amiga de siempre. Barbara
ResponderEliminarAmiga,
ResponderEliminarcomo siempre un placer leerte. Gracias por tus bonitas palabras. Me has emocionado hasta la lagrimita.
NABUART nos va a dar algunas alegrías que muchos ni siquieran llegaron a soñar (Pitonisa dixit)
¡Feliz 2011!
Amiga,
ResponderEliminarcomo siempre, leerte es un placer. Gracias por tus bonitas palabras. Me has emocionado hasta la lagrimita.
Y palabra de Pitonisa: NABUART nos va a dar alegrías que algunos no imaginaron.
Exquisito Gisela, Feliz ano (con enye)!
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