Tras una larga travesía entre hipos y vahídos, Beremunda y Narciso desembarcaron en Londres una mañana de lluvia con sol. Narciso vendió su anillo de graduado y su leontina de oro y abrió un pequeño consultorio. Durante el día trabajaban sin descanso, él
Dana creció en contacto directo con el bosque, los animales y las fabulosas historias de Nimue, repletas de hadas, reyes, espadas y magos legendarios. A los cinco años Dana era capaz de
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